ChichaLimoná

ChichaLimoná is a restaurant in Barcelona in Paseo San Juan. It's divided in two spaces: Chicha and Limoná. The first serves tapas and dishes to share, as well as cocktails. The second one, Limona, is some sort of a cafe and has a part where they bake and you can have breakfast, lunch and even an afternoon snack. We had the chance to enjoy a delicious brunch in Limona, some weeks ago and we loved it.

ChichaLimoná es un restaurante en Barcelona, en Paseo San Juan. Está dividido en dos espacios, que son, tal y como indica su nombre el Chicha y el Limoná. El primero se distingue por sus tapas y platos a compartir, además de por su selección de vermutería y conserva. El segundo, que es del que os vengo a hablar hoy, tiene parte de cafetería y horno, donde puedes desayunar, hacer un delicioso brunch o merendar. Es uno de esos lugares en los que pasas tomar o comer algo y estás tan a gusto que casi te quedarías allí todo el día.

To start we had a detox smoothie and a lemonade and then we choose some salad, a mushroom quiche and benedict eggs. Everything was so yummy! For dessert, chocolate and cheese cakes that here saying "hello" from the window. We are not very used to drink coffee so we started making the combo tea + cake, then, the barista came to our table and shared with us all his passion with coffee and we ended up participating in a very interesting lesson and taste of coffee. We really enjoyed it!

The environment of this cafe7restaurant is very cosy and quite. Chairs and tables of different styles and colours create a beautiful and calm harmony. The staff is also so kind, so the experience was great and we left the place with a smile in our faces. All good vibrations!

Nosotros fuimos a la hora de comer y empezamos por una limonada y un zumo detox para abrir boca y luego nos decantamos por unas ensaladas, un quiche tremendamente rico de setas y unos huevos estilo benedict para chuparse los dedos. Nos quedamos con ganas de probar sus pizzas y sus bocadillos planchados, pero eso a la próxima.

De postre, no pudimos resistirnos a probar un par de los pasteles que tan dulcemente nos decían "hola" al otro lado de la vitrina: un cheesecake (del que soy adicta) y uno de chocolate que también estaba de muerte. Inicialmente nos decantamos para acompañarlos con unos tés, ya que no somos muy de tomar café, pero el barista nos sedujo con su pasión por el café y todo lo que hay detrás de su elaboración, que nos animamos a hacer una "cata" de café que nos dejó con la boca abierta...

El ambiente de esta cafetería/restaurante es de lo más tranquilo, con sillas y mesas de distintos tipos y colores que crean una armonía bonita y apetecible. Me encantan esas mezclas de estilos que acaban quedando tan naturales y frescas. El personal también respira esa paz y ese buen rollo. De hecho, la comida está riquísima, el lugar es bonito, pero con lo que más nos quedamos fue con el equipo de personas que nos atendió, desde la chica que nos tomó nota, hasta la mujer encargada del horno que salió a preguntar a los clientes qué tal, hasta el barista que nos deleitó con historias del café y nos hizo salir del lugar con una sonrisa en los labios.

Sin duda, volveremos. Nos quedamos con ganas de probar más y también de disfrutar del otro espacio, el Chicha.